jueves, 3 de abril de 2014

21. Unas palabras, un cambio


Después de la charla con el policía decidimos irnos de aquella casa, que ahora se había convertido más bien en un laboratorio. Un montón de personas con maletines, guantes blancos, gorras y chalecos con inscripciones como POLICIA, MÉDICO FORENSE, CRIMINALISTA entraban y salían de la casa cómo quien entraba en una oficina del paro. Sin ilusión, sin esperanza, sólo movimientos mecánicos.

- ¡Ei! Esperad, chicos. Antes con todo el ajetreo se nos ha olvidado pediros una cosa. Necesitamos una muestra de vuestras huellas para descartarlas con las que encontremos en el piso. Habéis estado antes allí y nos sería de ayuda para diferenciar y clasificar los centenares de huellas que posiblemente encontremos en la casa. - nos dice uno de esos policías especialistas en crímenes sin resolver que se acercó a nosotros unos instantes después de que nos pusiéramos a caminar.

- Ah...Sí, claro...¿Qué hay que hacer?- digo preocupada. Sé que mis huellas estarán allí y no precisamente sólo del momento en el que entré antes.

Nos enseña el procedimiento y le damos la muestra sin hacer más preguntas. Ahora sí que me quiero ir de allí.

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Llego a casa, me despido con un abrazo fugaz de Ray y me meto en mi cama. Quiero descansar un poco aunque aún sea pronto. Cierro los ojos intermitentemente, las imágenes de Byron en el suelo golpean mi mente. Cada vez que me quedo a oscuras le veo, le veo encima de mí, tocándome. Veo como me besa, como me hace sentir suya, como formo parte de él. Y al instante siguiente veo su estomago lleno de sangre, sus ojos sin vida, esos mismos que me habían mirado con tanto deseo unas horas antes. Veo sus labios formado un círculo por el que salió un "Ah" por última vez. Los labios que me habían echo recordar, que me habían echo querer.

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Cuando creo que he podido dormirme un sonido sordo me despierta. Alguien está llamando a la puerta. Voy rápidamente a la puerta y mientras me ato la bato la abro. Detrás de ella se encuentran los dos policías que hace unas horas -miro el reloj en ese momento para asegurarme cuantas, y son exactamente seis- hablaron con nosotros.

-Siento despertarla señorita, pero tiene que acompañarnos a comisaria lo antes posible.

-¿Qué? Pero... yo... yo no he echo nada. No puedo marcharme ahora, Sam aun no ha venido y no puedo ir allí sin que ella lo sepa.

-Tranquila, la llamaremos en el camino. Estará de acuerdo, en estos casos colaborar con la policía es lo mejor.

-¿En qué casos?- digo asustada.

- Los casos en los que se acusa a alguien de homicidio o asesinato.

Justo al escuchar que esa palabra "asesinato" salía de su boca refiriéndose a mi, me siento desfallecer. No he sido yo, estaba con Ray, con las chicas. Tengo coartada. Lo dejé solo, no tenía a nadie cerca. Incluso después de su muerte, Byron seguirá trayéndome problemas.

Vuelvo a mi habitación para vestirme de manera decente y coger algunas pertenencias. No sé el tiempo que me tendrán allí y hay algunas cosas que quiero llevar. Me pongo unos vaqueros desgastados, unas bambas y una camiseta cubierta por una sudadera ancha. Antes de salir por la puerta de mi habitación y ser vista por los dos polis envío un mensaje a Ray explicándole brevemente la situación. " Me acusan de asesinato. Ven a la comisaria a explicarles la verdad. "

Me acerco a las autoridades y les acompaño al coche. Por suerte no han usado las esposas y puedo ir libremente. Me meto en la parte trasera del automóvil y apoyo mi cabeza contra el cristal tintado. Nadie me verá des de fuera pero yo seguiré sabiendo que estoy ahí, como un delincuente cualquiera. Como si yo hubiera podido matarle.

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