Después de la charla con el
policía decidimos irnos de aquella casa, que ahora se había convertido más bien
en un laboratorio. Un montón de personas con maletines, guantes blancos, gorras
y chalecos con inscripciones como POLICIA, MÉDICO FORENSE, CRIMINALISTA
entraban y salían de la casa cómo quien entraba en una oficina del paro. Sin
ilusión, sin esperanza, sólo movimientos mecánicos.
- ¡Ei! Esperad, chicos.
Antes con todo el ajetreo se nos ha olvidado pediros una cosa. Necesitamos una
muestra de vuestras huellas para descartarlas con las que encontremos en el
piso. Habéis estado antes allí y nos sería de ayuda para diferenciar y
clasificar los centenares de huellas que posiblemente encontremos en la casa. -
nos dice uno de esos policías especialistas en crímenes sin resolver que se
acercó a nosotros unos instantes después de que nos pusiéramos a caminar.
- Ah...Sí, claro...¿Qué hay
que hacer?- digo preocupada. Sé que mis huellas estarán allí y no precisamente
sólo del momento en el que entré antes.
Nos enseña el procedimiento
y le damos la muestra sin hacer más preguntas. Ahora sí que me quiero ir de
allí.
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Llego a casa, me despido
con un abrazo fugaz de Ray y me meto en mi cama. Quiero descansar un poco
aunque aún sea pronto. Cierro los ojos intermitentemente, las imágenes de Byron
en el suelo golpean mi mente. Cada vez que me quedo a oscuras le veo, le veo
encima de mí, tocándome. Veo como me besa, como me hace sentir suya, como formo
parte de él. Y al instante siguiente veo su estomago lleno de sangre, sus ojos
sin vida, esos mismos que me habían mirado con tanto deseo unas horas antes.
Veo sus labios formado un círculo por el que salió un "Ah" por última
vez. Los labios que me habían echo recordar, que me habían echo querer.
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Cuando creo que he podido
dormirme un sonido sordo me despierta. Alguien está llamando a la puerta. Voy
rápidamente a la puerta y mientras me ato la bato la abro. Detrás de ella se
encuentran los dos policías que hace unas horas -miro el reloj en ese momento
para asegurarme cuantas, y son exactamente seis- hablaron con nosotros.
-Siento despertarla
señorita, pero tiene que acompañarnos a comisaria lo antes posible.
-¿Qué? Pero... yo... yo no
he echo nada. No puedo marcharme ahora, Sam aun no ha venido y no puedo ir allí
sin que ella lo sepa.
-Tranquila, la llamaremos
en el camino. Estará de acuerdo, en estos casos colaborar con la policía es lo
mejor.
-¿En qué casos?- digo
asustada.
- Los casos en los que se
acusa a alguien de homicidio o asesinato.
Justo al escuchar que esa
palabra "asesinato" salía de su boca refiriéndose a mi, me siento
desfallecer. No he sido yo, estaba con Ray, con las chicas. Tengo coartada. Lo
dejé solo, no tenía a nadie cerca. Incluso después de su muerte, Byron seguirá trayéndome
problemas.
Vuelvo a mi habitación para
vestirme de manera decente y coger algunas pertenencias. No sé el tiempo que me
tendrán allí y hay algunas cosas que quiero llevar. Me pongo unos vaqueros desgastados,
unas bambas y una camiseta cubierta por una sudadera ancha. Antes de salir por
la puerta de mi habitación y ser vista por los dos polis envío un mensaje a Ray
explicándole brevemente la situación. " Me acusan de asesinato. Ven a la
comisaria a explicarles la verdad. "
Me acerco a las autoridades
y les acompaño al coche. Por suerte no han usado las esposas y puedo ir
libremente. Me meto en la parte trasera del automóvil y apoyo mi cabeza contra
el cristal tintado. Nadie me verá des de fuera pero yo seguiré sabiendo que
estoy ahí, como un delincuente cualquiera. Como si yo hubiera podido matarle.
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