domingo, 30 de marzo de 2014

20. Así empezó todo


Antes de adentrarnos más en la casa, en el asesinato, en el misterio decidimos llamar a la policía. Ray coge su móvil y en un ataque de cordura marca el número. Una voz monótona y apagada está en el otro lado de la línea.

-Emergencias dígame.

- Se ha producido un accidente. Un chico está herido, bueno creo que muerto en el 3 de GoreAvenue. Llamen al samur, a la policía forense o a quién sea, pero vengan ya. 

Mientras esperamos a qué vengan, estamos sentados en la escalera de la entrada. Con la mirada fija en un punto, en una mancha en el suelo. La miro pensando cómo habrá llegado ahí, quién habrá sido el culpable. Pensamientos estúpidos que llenan mi mente en un momento confuso. Tendremos que prestar declaración, recordar lo sucedido. Una cosa que últimamente no se me da muy bien. Veo que un coche patrulla se acerca, con las tres luces encendidas y parpadeantes. Haciendo que todos los que las miran deban entrecerrar los ojos para evitar que sus retinas se dañen. El sonido de la sirena retumba en mis oídos. Esto solo pasaba en las pelis, solo en las pelis una chica cómo yo se encontraba en medio del escenario de un crimen. Una chica uniformada se baja del coche, con un maletín en la mano. Se acerca a nosotros con un gracioso movimiento de caderas. Creo que es la típica mujer que hace un trabajo de hombres, que se siente rodeada de machos dominantes que no la tratan como una mujer, sino como una más de la pandilla. Tirándose eructos delante suyo y manteniendo conversaciones sobre lucha libre y futbol. Creo que se quiere sentir mujer dentro y fuera del trabajo. Y por eso se mueve así. Intenta gritarle al mundo que aún es femenina. Que pasarse el día rodeada de delincuentes traficantes no le ha quitado su parte coqueta y bella.

-¿Sois vosotros los que nos han llamado ?- nos pregunta cuando ya está a apenas unos metros de nosotros.

-Sí.- afirma seguro Ray.- hemos entrado en la casa, es amigo nuestro, bueno creíamos que lo era. La puerta estaba abierta y nos lo hemos encontrado como está. No hemos tocado nada.

-De acuerdo. Gracias. Ahora vendrá un compañero para que prestéis declaración. Después iros a casa a descansar. Os informaremos con lo que sea.

Entonces sale un hombre del mismo coche con un bloc de notas en la mano. Se acerca a nosotros mientras habla por el móvil. Bueno más que hablar, asiente. Sí, em... claro, aha. Es todo lo que sale de su boca.

-Chicos, contarme que ha pasado. Cómo os lo habéis encontrado. Si hay alguien que quisiera hacerle daño y por qué. Todo lo que nos pueda ser de ayuda para la investigación.

Le contamos lo sucedido pero decidimos mantener en secreto lo de mi falta de memoria, lo del engaño de Byron, las ganas de matarlo que teníamos todos y que yo estuve en esa casa unas horas antes. No nos hemos puesto de acuerdo para mentir a la poli, pero no hacia falta hablar. Con la mirada ya nos habíamos aclarado. No queríamos complicarnos más la vida con historias de asesinatos. Esa parte de mi vida no afecta a la investigación así que no hace falta contarla.

sábado, 29 de marzo de 2014

19. ¿Y ahora qué?

- Ahora no debes preocuparte por mi Rebecca. Todo se solucionará. Anda, bebe un poco de agua, cálmate tanto como puedas en estos momentos y escúchanos. Luego ya iremos a por ese sinvergüenza. Esto no quedará así, se lo haremos pagar, no sé cómo, pero lo haremos. - me dice Alexandra, en un tono que extrañamente me tranquiliza.

- De acuerdo- digo aún entre sollozos y lágrimas- adelante. Escucho.

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Ahora cuando ya han acabado de contármelo todo, yo reflexiono. Tengo en mi cabeza todos los recuerdos de muchos años, de muchos momentos. Buenos, malos, tristes y más tristes. Mi vida no ha sido un camino de rosas y ahora lo veo claro. Todo revolotea en mi cabeza, presionando mi cerebro. Intento comprender todo lo que he echo mal en mi pasado para intentar que no se repita en mi futuro. Tengo que aprovechar que me lo han recordado todo para aprender. Ahora, tengo el poder de decidir en mis manos. El poder de decidir si cambio o sigo como era. Intentar coger las cosas buenas de mi pasado y eliminar las malas. Que esas, las malas, no vuelvan nunca más. La vida me ha dado una oportunidad para cambiar. Bueno, ahora me estoy pintando de una mala persona sin remedio pero tampoco era así. No era una de esas populares que miran a la gente por encima del hombro, creyéndose mejores. Era una chica normal, que quiere a sus amigas pero con algunos defectos, algunos más importantes que otros, y que hace falta cambiar.

Pero después de tanta reflexión y tantos recuerdos solo una cosa viene a mi mente y choca contra mi cabeza. Solo una después de todo lo que me han contado. Byron. Él me ha cambiado. Él me ha usado a su voluntad.

-Ray, tengo que contárselo a Ray, Debe saberlo. Debe saber lo que me ha echo. Él me ayudará aunque yo no me acuerde de él. Con lo que me habéis contado estoy segura de que me quiere, de que le importo. Tanto como yo creía importarle a Byron. Aunque no sé muy bien de quién me puedo fiar ahora tengo un presentimiento. No puedo tener tan mala suerte dos veces seguidas. No sería justo. ¿Le podéis llamar?

-Sí, sí claro.- Dice Maya mientras saca su móvil del bolsillo derecho de su pantalón.

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Estoy caminando con Ray por la calle. De camino a casa de Byron. He hablado con él, se lo he contado todo y el entre lágrimas me ha dicho que se lo hará pagar. Se me partía el corazón al verlo así. No entiendo cómo me he dejado seducir, liar y engañar por un chico como Byron sin darme cuenta de los sentimientos de Ray. Él me ha dejado claro que no era mi culpa, que Byron me mintió, pero no puedo dejar de sentirme culpable. Después de comer algo, secarse los ojos y acabar de procesar la información me ha cogido del brazo y nos hemos puesto en marcha. No sé que hará, ni qué le dirá pero seguro que el me protegerá. No dejará que NUNCA se vuelva a acercar a mí.

Llegamos a casa de Byron y vemos que la puerta está entreabierta. Juraría que la había dejado cerrada. Entramos lentamente mientras pronunciamos al unísono su nombre, buscando una respuesta. Esperando que esté en casa para tener a alguien a quién poder gritar, para explotar, para dejar ir toda nuestra ira, toda nuestra rabia.

Solo necesitamos dar dos pasos dentro de la casa para verle. Esta sentado en el suelo contra la pared. Inmóvil. Está sumergido en un gran charco de sangre. No respira. No tiene nada en su cuerpo, ningún cuchillo, ninguna pistola cercana...No sé cómo ha pasado pero algo está claro. Está muerto. No necesito acercarme para tomarle el pulso. Lo sé.

miércoles, 26 de marzo de 2014

18. Nadie es quien creo que es


Abro los ojos y veo que estamos abrazados, mi cara contra su pecho desnudo.  Levanto la mirada y veo su sonrisa y entonces me aparta el pelo de la frente con la mano y me da un beso en ella.

-Tendríamos que irnos…. Se hace tarde y tengo que estar en casa a las cinco.- digo aunque no quiero cumplir mis palabras.

- ¿A las cinco para qué?- me pregunta.

- He quedado con las chicas. Me van a contar cómo era mi vida ante del accidente.

-Pero… ¿no te gusta tu vida de ahora? Quiero decir….entiendo que quieras recordar pero ¿te has planteado que puede ser que no te guste lo que te cuenten?

- Sí… lo he pensado y necesito saber.

- Bien…. Voy a vestirme, tú espérame aquí.

Entonces se levanta envolviéndose en una manta para no dejar al descubierto sus partes más íntimas.  Empiezo a vestirme y veo que tengo mi sujetador encima de una repisa en el fondo de la estancia. Me dirijo hacia él y veo dentro de un cajón entreabierto una foto y una carta. Me resultan familiares y las cojo. La foto es mía y de Byron en la playa, también está Su. Empiezo a leer la carta. “Querida Rebecca Stones: Dudo que tu inteligencia aún no haya atado cabos pero por si acaso me presento. Soy Byron McDown.” Después de la primera frase mis ojos se tiñen con una fina niebla que solo les permiten ver trozos sueltos de la carta. Frases como: “Quiero decirte algo más. Nunca me he olvidado de ti. Y de echo, no quiero hacerlo” o “Pd: cuéntaselo a tu nuevo novio y alguien pagará las consecuencias. Atentamente, tu peor pesadilla" retumban en mi cabeza confundiendo mis ideas y haciendo volver algunos recuerdos. Instintivamente me acabo de vestir lo más rápido que puedo, dejándome el sujetador allí, y salgo de la casa corriendo y suplicando porque Byron no sé percate aún de mi huida.

Corro y una extraña sensación recorre mi cuerpo. Creo que me he encontrado en esta situación antes. Corriendo sin rumbo sin saber bien porqué mis pies siguen moviéndose. Choco con gente a mi alrededor que me gritan insultos por mi poco cuidado pero a mí me da igual. Acabo de perder mi virginidad con el que yo creía que era mi novio, con el chico que creía querer. Y ahora me doy cuenta de que solo es un farsante que me ha engañado. No sé muy bien porqué ni cómo mis amigas me han dejado hacerlo pero pienso averiguarlo.

Llego a mi casa y en la puerta ya se encuentran ellas. Cuando las veo me pongo a llorar. No sé actuar de otra manera. Ellas me ayudan a abrir la puerta y una vez en el interior me escuchan.

-¿Vosotras sabíais quién era Byron?

-Un amigo tuyo ¿no? Nunca nos lo preguntamos. Era él el primero que habló contigo después del accidente, fue el quien nos lo contó, quien se lo contó a Ray. Sabemos que ese día te dejó pero seguía preocupado por ti.

-¡No es mi amigo! Se hizo pasar por mi novio, me explicó una historia, ¡Se ha acostado conmigo! Y me acabo de dar cuenta de que nada de lo que me contó era verdad. Encontré una carta, no sé muy bien de qué habla pero deja claro que él no era mi novio y que me estaba amenazando. Alex, te hirió.

Y caigo en el sofá llorando de nuevo. Tengo la impresión de que solo hago que llorar últimamente.

jueves, 20 de marzo de 2014

17. Y la primera vez fue cuando....


Me levanto pronto, antes de que el despertador suene. Hoy vuelvo a las clases y tengo muchas cosas que hacer y en las que pensar. Me recojo el pelo en una coleta alta y desecha. Me pongo unos leggins y una camiseta deportiva. Coloco los auriculares en el hueco de mis orejas y con ojeras salgo a la calle para correr un rato. Al salir respiro profundamente y noto como el aire frío y puro entra por mi nariz. Me siento viva a pesar de todo lo que me ha pasado. Muevo coordinadamente mis pies y mis brazos a la vez que planifico cómo me comportaré hoy. Tengo que decidir si quiero que me ayuden a recordar o prefiero crear mis propios recuerdos de nuevo. Ser mi antigua yo o ser la nueva.

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Llego a clase acompañada de Su. Dice que es mi prima y la creo. Tiene mis mismos apellidos y bueno, está viviendo conmigo. A lo lejos veo al chico de ayer y a dos chicas más. Me dijeron que ellos eran mis amigos. Me acerco asustada. He decidido recordar. No sé si lo que me encuentre me gustará o no pero así era yo y si no fuera por el accidente seguiría siendo así.

-Hola....-digo

-Becca.... Ven...- dice la chica rubia mientras me abraza fuertemente. Yo no sé qué cara poner o qué hacer. Así que confundida coloco mis brazos alrededor de su espalda y presiono.

-Quiero recordar chicos. Necesito hacerlo. Byron me ha contado cosas pero no lo sé todo.

-Sí claro, te diremos todo lo que quieras saber. Pero ahora tenemos que entrar en clase. ¿Quedamos después? ¿A las 5?- dice la otra chica.

-Sí, sí... En mi casa. - y me giro dirigiéndome a mi taquilla para coger mi libro de historia.

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Después de la clase voy hacia el patio interior del instituto para comer algo en alguna de las múltiples mesas de picnic que hay. Al girar por una esquina noto que des del otro lado alguien tira de mi brazo. Con cara de sorpresa doy un giro provocado y me planto delante de Byron. Al instante me presiona contra su pecho a la vez que se golpea la espalda con la pared. Entonces me coge la cara con sus manos y me besa. Cada vez que lo hace una imagen viene a mi mente, como si cada beso fuera un recuerdo. Quiero más recuerdos así que le beso yo otra vez.

- Ven a mi casa. Podemos comer allí. - me dice sonriente.

-Vale.- le digo entre besos.

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Entramos por la puerta cogidos de la mano. Por mi mente pasan muchas cosas y ninguna de ellas se centra en comer algo para volver a clase. Estamos solos en casa y me gusta. Me atrae tanto que cerraría los ojos y me dejaría llevar. Casi ni le conozco, es decir, mi nueva yo no le conoce. Supongo que la otra sí y que ella dejando al lado la estupidez de las adolescentes se había enamorado de él por alguna razón. Tenía tiempo de adivinarlo, pero por el momento estamos aquí. Camino detrás de él por el pasillo y al llegar a la puerta del salón, le impido abrirla y en vez de eso le beso de nuevo. De un salto entrelazo mis piernas entre su cadera y con un beso largo dejo claras mis intenciones. No sé que estoy haciendo, quizás no conocía nada de "la Becca antes del accidente" pero una cosa tenía clara. Era virgen igual que yo hasta dentro de unos momentos. Abro la puerta con la mano izquierda mientras poso la derecha en su pecho. Me lleva en brazos hasta el sofá. Allí me deja caer y se tira suavemente encima mío. Al caer le cojo la parte de abajo de la camiseta y le ayudo a quitársela. Entonces le veo, por primera vez. Tiene unos pectorales definidos pero no demasiado. No es un chico de esos que se tiran toda la tarde en el gimnasio para intentar imitar a Arnold schwarzenegger.  También veo que esos puntitos que salen al depilarse con cuchilla le recorren la parte baja de la barriga, que por otro lado es plana. No sé porque cada cosa de él me atrae más. Aunque todo sea precipitado creo que no me arrepentiré de hacer esto. Después de mi rápida visión él me quita mi parte superior dejando al descubierto mis imperfecciones. Por suerte, no parece importarle. Me deja de besar por un instante y me susurra al oído: eres preciosa. Ahí es cuando yo me convierto en cenizas transportadas por el viento a su albedrío. Y mi viento es Byron.

miércoles, 19 de marzo de 2014

16. Sigo siendo yo pero sin ser yo


Es la primera noche que paso en mi habitación des del accidente y estoy extrañamente nerviosa. Al entrar dejo las bolsa con las cosas que me ha ido trayendo Sam al hospital. Veo una habitación con las paredes pintadas de negro y recubiertas de cuadros, imágenes y otras cosas que usé en un pasado como decoración. Observo las fotos detenidamente esperando reconocer a alguien, pero nada. Cojo una en especial, estoy yo y un chico. Pero no es Byron, este es moreno. En la foto, él me coge por la cintura des de atrás mientras me da un beso en la mejilla. Me siento en la cama para no caer. Me suena, no le reconozco pero me suena. Byron me dijo que tuvimos una pelea durante uno meses y que yo me acerque a un chico con este aspecto para darle celos. Al final resulto que el chico era  gay y solo me estaba usando para descubrir su sexualidad. Dejo el portarretratos en la cama y me levanto. Sigo paseando por mi cuarto. Descubro otras fotos, con chicas- las que imagino que son mis amigas-, con una mujer de unos 40 años que imagino que es mi madre....De repente me doy cuenta de que ni siquiera soy capaz de reconocer a mi madre, a la mujer que me trajo al mundo.  Me siento desfallecer. Me apoyo en un silla y respiro hondo a la vez que cierro mis ojos. Estoy vacía, perezco un molde que está siendo rellenado rápidamente con recuerdos de otra persona. Una persona que no conozco, que no reconozco. La persona que un día fui pero que ya no seré más. cada poro de mi piel, cada hueco de mi alma está siendo llenado con nombres, caras, frases, pensamientos inconexos, que carecen de sentido para mí. Tengo miedo de mí futuro y de mi presente. El pasado servía para aprender, para no cometer los mismos errores en el futuro, pero.... si yo no tenía pasado ¿Cómo iba a saber lo que debía hacer en cada momento? Todo sería como seguir una vida que alguien un día empezó y dejó a medias. Como reanudar un libro del que ya no me acuerdo de la trama porque lo dejé a la mitad durante todo el verano. 

Mientras me dejo llevar en mis pensamientos suena mi móvil.

-¿Sí?- digo.

- ¡Dios, gracias! Estas bien. Llevo días intentando llamarte, nadie me ha dicho nada durante todo el tiempo que has estado ene l hospital. Un buen amigo tuyo, Byron creo que se llamaba, me dijo que era mejor para ti. Pero Becca, ya no puedo aguantar más sin saber nada de ti. No puedo levantarme por las mañanas pensando que no te veré, que no te podré hacer sonreír. Sé que no debería decirte esto después de haberte dejado pero....

-Espera, Espera. ¿Tu y yo juntos? ¿ Me dejaste? ¿Cuándo? ¿Quién eres? Y Byron, no es mi amigo. Él es mi novio. ¿Puedes explicarme por favor que clase de broma es esta?- pregunto inquieta.

- Mierda. Escuché algo pero no quería creerlo. Amnesia...

- Sí, ¡Tengo amnesia! Estoy cansada de no acordarme de nada ni de nadie. Todo el mundo parece conocerme pero no me conozco ni yo. Estoy cansada de que todos me intentéis contar vuestra versión de mi vida. Por si no lo habéis notado es MI vida y aunque no la recuerde aun tengo el derecho de decidir si quiero hacerlo. Adiós.- Le grito con tono de indignación y enfado. Luego le cuelgo sin darle la oportunidad de contestar o disculparse.  

martes, 18 de marzo de 2014

15. Empieza mi nueva vida


- Verá señorita Stones, cayó por un puente de unos 3 metros de altura la pasada tarde. Con la caída su cuerpo recibió múltiples golpes y uno de ellos se produjo en una parte de la cabeza un tanto compleja. Su memoria se ha visto gravemente afectada. Aún no sabemos si será temporal o duradero, lo que sí sabemos es que durante unos días se sentirá aturdida y fuera de lugar. Es normal. Sólo intente hablar con las personas que la conocen bien para poder ir recuperando su memoria. Le dejaré con su tía a solas un rato. Pero trate de descansar todo lo posible.- me dice el doctor con cara seria, de profesional.

-Gracias doctor.- mascullo. Me sorprende la desgana que noto en su voz. Me está anunciando que mi vida se ha borrado, que mis recuerdos han desaparecido con las mismas ganas que un niño se come un plato de lentejas.

Mi " tía" entra. No sé si debo llamarla así. No sé si debo usar esas palabras cuando no reconozco a una persona. Sus facciones me suenan pero nada más. Al entrar me muestra su mayor sonrisa aunque en ella veo preocupación y tristeza. No debe ser muy agradable que una persona a la que quieres se olvide de ti.

- Cariño, ¿Estás mejor?

- Verá, ¿Samantha?. Sé que usted me conoce pero no estoy cómoda cuando usa términos cariñosos conmigo. Aún no sé quién es o si puedo confiar en usted.

- Sí, Samantha. - dice mientras baja sus ojos brillantes hacia el suelo. Sé que se pondrá a llorar en cuanto salga de la habitación.

- El doctor me ha dicho que necesito que me expliquen cómo era, cómo me trataban etc para empezar a recordar. Pero ahora no me apetece escuchar historias fantasiosas del pasado. Espero que lo comprenda Samantha.

- Sí, claro. Te dejaré sola. - y se va lentamente, cerrando la puerta detrás de si.

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He dormido durante unas horas. No sé muy bien qué hora es pero supongo que eso no importa ya. Alguien entra en la habitación y espero que no sea Samantha otra vez.

- ¡Becca! ¿Cómo estás?- me dice un chico. Es alto y rubio. Aunque prefiero a los morenos no puedo mentir, es realmente guapo. Sus ojos oscuros me cautivan. Es diferente. Me habían echo la misma pregunta cientos de veces en un solo día pero solo a él quería contestársela.

- Bi..bien. - contesté nerviosa.- ¿Puedo preguntar quién eres?

- Ah, Sí, claro. Me había olvidado. El doctor me lo ha contado todo. Soy Byron McDown, tu novio.

-¿Perdona? Tu.. ¿Tu eres mi novio?- estaba alucinando. Ese chico, tan perfecto, tan guapo ¿Era mi novio? No sé cómo era ni con quién hablaba pero debía ser realmente popular para que ese chico se fijara en mí.

- Sip. jejeje. Llevamos un año juntos. Nos conocimos el primer día de clase. Tu te diste un golpe con una silla y yo te pregunté si estabas bien. Des del primer momento había algo especial entre nosotros. Poco a poco nos fuimos conociendo. Al principio salí con tu mejor amiga pensando que no te interesaba hasta que  el día del baile me declaré. Te confesé mi amor y tú me correspondiste. Tu amiga no sé enfadó y seguimos saliendo hasta ahora. No sé por qué te has intentado hacer daño pero quiero decirte que eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Sin ti mi cuerpo, mi alma está vacía. Tu me cambiaste, me hiciste mejor persona. Sé que ahora estas despistada y todo te parece raro y nuevo. Pero yo te esperaré. Te puedo ayudar a recordar y si es necesario te volveré a enamorar, día a día. No quiero que me apartes de tu vida, asumiré el rol que quieras que asuma en ella.  

Se veía que me quería y que posiblemente yo también le quería. Era muy guapo y dado que yo no sabía nada de mi vida anterior ¿por qué no intentarlo? ¿Qué me impedía estar con ese chico? Aunque yo no le conociera, él me podría enseñar de nuevo cómo es, podría enamorarme de nuevo.

- De acuerdo, lo intentaré. Intentaré estar contigo. - le digo convencida y lentamente veo su cara acercarse a la mía. Con mucho cuidado por los aparatos del hospital posa sus labios carnosos en los míos y me da un beso leve pero apasionado. Recuerdo esos labios, me suenan pero no estoy segura de qué ni de cuándo.

lunes, 17 de marzo de 2014

14. El fin


Se tira sobre el sofá dejando la maleta caer al suelo con un fuerte golpe. Me siento en la butaca de enfrente observándola, esperando a que alguna otra explicación salga de su boca. Pero no es así. Samantha ha salido a comprar y tardará un par de horas aún. Tengo ese tiempo para adivinar las verdaderas intenciones de Su y hacer que se vaya.

-Su, verás, no vivo sola como debes suponer. Sam....no creo que le haga mucha gracia que haya más inquilinos en el piso. Ella también necesita su espacio y aquí solo hay dos habitaciones.

- ¡Ah, sí, Sam! Ya he hablado con ella. Lo entiende perfectamente.

-¿ Qué le has hecho ?-pregunto inquieta. Dudo que " lo entienda perfectamente".

- Nada... bueno....solo le he dicho que si no me deja quedarme, tendría que dormir en la calle y robar para sobrevivir. Sabe que soy capaz y ella es tan buena y amable que no me dejaría caer en el vandalismo por unas simples semanas.

- Has recurrido a tu truco más barato. El chantaje emocional. Bien, si jugamos con esas....

-No pienses en una venganza, te ganaré y lo sabes.

Cierro los ojos y cuento hasta diez. Sé que tiene razón y eso es lo peor. De pequeñas cuando jugábamos siempre hacíamos lo que ella quería. Siempre me dominó. Ella mandaba y yo me resignaba a cumplir sus órdenes. Intenté plantarle cara pero siempre me amenazaba con algo que yo quería o temía. O juegas a esto o arranco la cabeza a tus muñecas. O juegas conmigo o te encierro en la habitación hasta que te ahogues con tus llantos. Era malvada. Antes era morena pero eso pelo pelirrojo le iba como anillo al dedo. El color del infierno, el color del mal.

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Alguien llamó a la puerta y yo con un movimiento veloz la abrí. Era Ray. Salí a fuera, no quería que el demonio pelirrojo le viera. Aún no.

Me acero y le saludo con un beso leve en los labios. Extrañamente se aparta. Mi expresión lo dice todo. Mi cara se mueve entre la duda y la fascinación. ¿Ya se ha cansado de mí? ¿Habrá vuelto con Maya?

- Rebecca, tenemos que hablar. ¿Puedo pasar?- me dice sin mirarme a la cara. Es incapaz de levantar la vista y posar su mirada en mis ojos.

- ¡No! Digo, no.... es que está mi prima y... es una larga historia.

- Como quieras. - me coge de las manos y ahora sí que me mira.- Tengo que decirte algo. No sé muy bien por dónde empezar... Verás, tengo que... tengo que dejarte. Tengo que dejar de estar contigo. Tengo que dejar de besarte, de abrazarte, de verte,  de hacerte sonreír cuando nadie más podría. Tengo que dejar de quererte. No me preguntes por qué porque no puedo contestar a eso. Solo sé que tengo que hacerlo porque te quiero.

Y mientras yo me quedo sorprendida, triste y asustada en el umbral de la puerta él se va. Me deja allí, sola, desconsolada y temblando. Se aleja caminando, con la cabeza gacha. Una lágrima solitaria decide caer de mi ojo derecho aunque sé que pronto no estará sola. Cierro la puerta de un golpe y corro. No corro en su dirección. Simplemente corro. Olvidándome de todo. De las calles, del aire, del dolor, de mi existencia. No entiendo nada, me ha dejado con el por qué en la boca. Sin poder expulsarlo de mis labios. Sin poder quejarme, sin poder suplicar.

Llego a un puente. Debajo de él corre un río. Agua clara va arrancado ramas y arrastrando piedras. Nadie se pregunta nunca por qué. Simplemente lo hace. Observando la fluidez de este me siento en el suelo, hundiendo mi cara entre las rodillas. Y entonces sí. Empiezo a llorar. Al principio es un llanto leve. Luego empiezo a sollozar y pronto me falta la respiración. En ese momento me doy cuenta de lo que pasa. En ese momento lo sé. Es Byron. Él le ha obligado. Ray me ha dejado porque Byron se lo ha dicho.

Me levanto. Mi mente está fuera de mi cuerpo. No lo controlo. Y sin saber cómo me encuentro cayendo. Mi cuerpo vacío y sin consciencia está en suspensión. Voy cayendo lentamente por el puente. Los minutos se vuelven segundos y los segundos una eternidad. Caigo, caigo y parece no tener fin. Quiero llegar al final. Al final del sufrimiento, del dolor. Aún no sé por qué estoy en esta situación. Me gusta mi vida. Tengo muchas cosas bonitas en ella, por las que merece la pena vivir pero tengo la sensación de haberme quedado vacía. Sin nadie. Y llega el suelo. Un fuerte estruendo hace notar que mi cabeza ha chocado contra una piedra. El rojo de mi sangre corriendo por las tranquilas aguas de rio muestran mi dolor. Pero no puedo respirar, no puedo sentir, no puedo sufrir. Mi mente se ha quedado ahí, encima del puente, aún pensando en si permanecer y aguantar o dejarse llevar y olvidar.


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Abro los ojos y estoy en una habitación blanca. No identifico ni el techo ni las luces. Muevo la cabeza para ampliar mi campo de visión pero no puedo. Un fuerte dolor invade mi cabeza. Todo me da vueltas. Me la toco lentamente y veo que está vendada. Miro mi brazo desnudo y veo una pequeño aparato de plástico. Mierda. Estoy en el hospital. Intento llamar a alguien pero no sé a quién. Grito mamá esperando a que alguna mujer venga a mí. Pero no es así. Estoy sola. Cierro los ojos y intento organizar la información. Estaba... en... por qué... No me acuerdo de nada. Mierda.  Alguien entra.

- Hola, cariño. ¿Cómo te encuentras?- me pregunta una mujer mayor vestida como si tuviera 40 años.

- Hola...Perdona, pero, ¿quién eres?- digo asustada e intrigada a la vez.

-¿Becca?¿ Estás Bien?

Vaya pregunta más estúpida pienso. Estoy en el hospital con no sé cuantos puntos en la cabeza, un dolor horrible y no reconozco a esta mujer. Creo que es obvio que no estoy bien.

- No, creo que es evidente. Por favor, ¿podría usted llamar a mi madre y a un médico? No sé muy bien que hago aquí y me gustaría volver a mi casa lo antes posible.
 

jueves, 13 de marzo de 2014

13. El inicio del fin


En el momento en el que veo que ya no queda ninguna palabra por leer, busco corriendo las escaleras del sótano. Tengo que llegar a Alex cuanto antes. Abro un par de puertas y por suerte encuentro la escalera en la segunda. Cogida a la débil barandilla bajo por los inclinados peldaños. Uno a uno. Tengo miedo de que esa vieja escalera de madera negra vaya a soportar mi peso. Cuando consigo bajarlos todos recorro nerviosamente la estancia con la vista. En el fondo se encuentra Alexandra. Está tumbada de lado en el suelo. Toda su ropa está húmeda y manchada posiblemente por el clima de la habitación. La levanto como puedo e intento subirla por la escalera. Pesa mucho pero no puedo pedir ayuda. No puedo arriesgarme a que Byron cumpla con su amenaza.

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He llevado a Alex a mi casa y ahora se encuentra tumbada en mi cama cubierta con una manta para reducir el frio. No sé qué le diré cuando sus ojos se abran. Aún no tengo una explicación lógica ensayada. No le puedo decir la verdad eso está claro.

Empieza a volver en sí misma y yo  me acerco para abrazarla y comprobar de lo que se acuerda. Quizás tenga suerte y Byron le haya dado algo tan potente que no recuerde nada.

- ¿Don...dónde estoy?- dice colocándose la mano en la cabeza para mostrar su dolor y malestar.

-Shhh...Shhh tranquila Alex. Estás conmigo. En mi casa.  Todo está bien. Toma. Bebe, te sentará bien. - la intento tranquilizar mientras le ofrezco una taza de té rojo caliente. Sé que es su preferido.

-Rebecca, ¿Qué me ha pasado? Estaba en el coche, delante de la casa y de repente todo se vuelve borroso en mi memoria..

-  Al salir de coche te golpeaste con la puerta y caíste al suelo, en mitad de la carretera. Tuviste suerte de que no está muy transitada ,de lo contrario, te habrían atropellado. Al ver que tardabas mucho decidí ir a buscarte, ya sabes que no me hacía mucha gracia que fueras allí y además sola... Te encontré y te traje para aquí. El coche sigue en la carretera. Ahora llamaré a la policía.

- Gra..Gracias Becca.- me dice entre tartamudeos. Creo que necesita más te.

- Alex, voy a ir a por más te. Quédate aquí, no tardaré.

Salgo de la habitación hacia la cocina. Cuando estoy delante de la encimera me apoyo en ella con los brazos extendidos y empiezo a llorar en silencio. No quiero que me escuche pero necesito desahogarme. Necesito desahogarme sola, ahora. No sé cómo controlaré esto. Tengo que encontrar a Byron y hablar con él.

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Alex se acaba de marchar y yo quiero ir a mi habitación, encerrarme en ella y no salir en unos días. Pero justo cuando estoy subiendo las escaleras suena el timbre. Entre bufidos bajo los cuatro peldaños que he subido y abro la puerta. Detrás de ella descansa mi prima, mi prima Susanna. Es la hija de la hermana de mi madre. Ella estaba conmigo cuando conocí a Byron. En ese verano ella andaba algo perdida y se enamoró de él a pesar de que tenia la misma edad que yo. Susanna siempre decía:" Yo nunca estaría con un chico menor que yo. Son niñatos que solo dan problemas." Me enteré que se había pillado cuando él se marchó. Me sentí muy mal pero ya no podía hacer nada. Ella es guapísima. Tiene el cabello rojo como el fuego y muy largo. Se lo suele recoger en un rápido moño alto que le da un aspecto casual y interesante. Sus ojos son verdes y su cara está llena de pequeñas pecas que aumentan su número con el sol. Nunca pude imaginar que Byron le gustaba, ella podía optar a más. Quizás solo lo hacía porque a mí también me gustaba o quizás...

- ¡Eiii! ¿No me vas a invitar prima? - dice sonriente. Veo una maleta a su lado, bastante grande como para pasar solo una tarde o el fin de semana.

- Sí, sí claro. Pero Su, ¿Y esa maleta?- pregunto inquieta.

- Sabía que lo ibas a preguntar. ¡Eres tan previsible! - era la segunda vez que me decían eso hoy y no me hace ninguna gracia. ¡No soy previsible! Solo muy ordenada y precisa.-  Me quedaré algunos días contigo, aquí.

- Pero...pero...¿Por qué?- digo. No es que no quiera a mi prima ni nada por el estilo. Pero sé cómo irá esto y no me gusta la idea. Le encanta salir de fiesta y emborracharse hasta perder el conocimiento. Llevarse tíos a casa para luego no hacer nada. Mi casa no se convertirá en un falso "picadero".

- Mi madre se va a dar la vuelta al mundo con su nuevo novio joven y atractivo. Creo que solo quiere aprovecharse de su dinero pero ¿Quién soy yo para negarle nada? Aquí lo pasaremos bien juntas.

Sonrío falsamente mientras cierro la puerta tras de ella. Mi mundo acaba de dar otro giro inesperado. Más problemas, genial.

miércoles, 12 de marzo de 2014

12. El chico de la playa


- El timbre de mi casa sonó insistentemente, aunque hice lo que pude por ignorarlo y seguir durmiendo, no pude. Era un sonido demasiado fuerte. Bajé las escaleras de dos en dos para evitar que se marchara el impaciente. Al abrir la puerta me encontré esto en la puerta. Otra rosa como la que me distéis vosotras ayer pero...no sé... ha sido extraño.  Leí la nota ' Y me pregunto cómo has podido olvidarme cuando yo jamás podré dejar de amarte'. La doblé nerviosa y al intentar meterla en el sobre vi otro papel. ' Sanford Street, 52'. Sólo una dirección. La he buscado en Google y no está lejos de aquí. La verdad es que no se si acercarme o .....- nos explica Alex antes de entrar a nuestra primera clase.

- Yo creo que deberías ir. - afirma Maya sin ninguna duda.

-No se... yo creo que no. Crees que es de Will pero tampoco lo sabes seguro. - pensando en que quizás alguien podría haber accedido a la rosa después de que ella la dejara por la mañana.

- Ve. ¿Qué puedes perder? Yo te acompañaré si te sientes más segura- añade Ray incorporándose al instante a la conversación.

- Creía que estabas hablando con tu madre...- menciono.

-Lo estaba cariño.- dice guiñándome el ojo.

-Sí. Iré. Pero, Ray, puedo hacerlo sola. No te preocupes.

Entro en clase, algo preocupada.  Al girarme para ver si me siguen veo de nuevo a ese chico.  Al de la nota. Pero solo son unos segundos y no puedo hacer nada. El profesor ya está dentro.

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Abro mi taquilla y caen un montón de pañuelos de ella. Entre todo ese mar de mocos y bacterias encuentro un papelillo arrugado y sucio. Lo cojo cómo puedo y lo leo. " Deja a tu amiga ir o alguien lo pagará caro." De repente se me niebla la vista. La sangre me bombea fuertemente en la cabeza. Corro ,sin cerrar mi taquilla, para encontrar a Alex. No puede ir. Ahora sí que no puede ir. Veo a Maya y le pregunto rápidamente si la ha visto. Me contesta que hace un rato que se ha ido hacia esa extraña dirección.  Voy hacia mi coche mientras le escribo un mensaje a Ray para que no se preocupe "  Me voy a buscar a Alex. Está a punto de ocurrirle algo. Te quiero. Becca. " Programo el GPS para que me lleve y intento llegar lo antes posible saltándome semáforos y controles. Si le pasa algo a Alex por mi culpa no me lo perdonaría nunca.  

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Llego a la dirección. Es una casa pequeña y vieja aislada de toda población. Tiene un gran jardín delantero y una valla de madera podrida con una puerta que chirria al moverla. Parece la típica casa que usarían en las películas de horror. Empujo la puerta y camino por la extensión gritando el nombre de mi amiga. No obtengo respuesta. Entro en la casa y al encender la luz me quedo sin respiración. Creo que estoy así durante un par de minutos. Cuando puedo volver a recuperar el aliento y la consciencia  miro a mi alrededor más detalladamente. Las paredes están cubiertas de fotos mías con un chico. Uno que conocí en verano. No lo conozco mucho pero lo suficiente. Mis amigas y yo estábamos en la playa tomando el sol, hablando y mirando a los chicos que paseaban por delante nuestro. Me fijé en él,  y Maya tan discreta cómo siempre le chilló. El muchacho se paró, se acercó y empezó a hablar con nosotras. No sé muy bien cómo pero al cabo de un par de días estaba besándole. Fue un amor de verano, nada serio. El era de otro estado. Nunca podríamos tener nada más así que me olvidé de él.

Sigo observando las fotos. Está secuenciada toda nuestra relación. En el centro de la habitación había una mesa con una carta encima. La abro y leo detenidamente aún absorta por el panorama.

" Querida Rebecca Stones:

Dudo que tu inteligencia aún no haya atado cabos pero por si acaso me presento. Soy Byron McDown. ¿ Ahora me recuerdas? Espero que no haya sido difícil llegar hasta aquí. Para mí no ha sido nada complejo prepararte la trampa. ¡Eres tan previsible! Sabía que si Alex estaba en el medio tu no dudarías en hacer lo que fuera para protegerla. Tranquila, está en el sótano bien dormida. Espera, no dejes la carta en el suelo y salgas corriendo a buscarla. Acaba de leer primero.  Quiero decirte algo más. Nunca me he olvidado de ti. Y de echo, no quiero hacerlo. Te he investigado, he seguido tus pasos y mira premio. Estás enamorada de otro chico. Como podrás comprender no puedo permitir eso. ¿Qué clase de chico sería si dejo que mi amada esté con otro? Ninguno decente así que....no daré más pistas.

Pd: cuéntaselo a tu nuevo novio y alguien pagará las consecuencias.

Atentamente, tu peor pesadilla. "

11. La llegada a casa


Entro en mi habitación empapada después de un largo día, un baile y un beso en el portal. Ray me ha acompañado a casa al acabar la fiesta. Queríamos ir a dar un paseo pero se puso a llover. Cuando estábamos saliendo por la puerta las gotas empezaron a caer sobre nosotros. Al principio era un chisporroteo leve pero luego cayeron con más intensidad, rizando mi pelo y estropeando nuestros vestidos. Teníamos su coche para volver pero decidimos que sería divertido. Empezamos a correr, una mano entrelazada con la suya y la otra sujetando mis tacones. Hacía frío y la humedad me hacía tiritar. Pero no importaba, el estar junto a él hacía que todo se me olvidara. Al llegar a mi casa, yo quería entrar rápido. Estaba desaliñada y fea.

-Adiós- dije apresuradamente. Le di un beso fugaz en la mejilla y me dispuse a buscar las llaves.

- Espera, espera. ¿Qué pasa?

-Nada, nada. Simplemente que no quiero que.... Gracias por esta noche, ha sido increíble.- le comenté mirando al suelo.

-Sé lo que estás pensando- dijo mientras me levantaba la cabeza con su mano- Rebecca, estás preciosa. Mojada o seca, bien peinada o no, con el maquillaje intacto o húmedo por el agua. Ven- acabó de decir con un tono tierno a la vez que me besaba dulcemente. - Adiós.

Ahora me encuentro en mi cama, tumbada, mirando el techo. Me he recogido el pelo en una coleta alta y me he puesto mi pijama preferido. Estoy pensando en todo lo que ha pasado hoy. Mientras repaso los acontecimientos, los tristes y los alegres,  caigo presa de Morfeo. Cierro los ojos y me dejo llevar. Mañana será otro día. Estarna Maya, Alexandra, Ray y... ese chico misterioso. Me propongo averiguar quién es antes de que me cause algún problema. Tengo que recuperar fuerzas.

domingo, 9 de marzo de 2014

10. Rebecca Stones y Raymundo Lord


Estamos sentados aún sin saber que decir. Llevamos unos minutos en estado de shock. Mirándonos pero sin hablarnos. Por fin unas palabras salen de su boca.

- Yo... yo... no sé... He intentado quererla. Quería quererla. No he querido jugar con ella. Es una chica increíble y no pretendía hacerle daño, ser uno más de su lista.

-Ray, no hace falta que te excuses. Ella sabía lo que yo sentía por ti y decidió meterse en medio. No es que me alegre de que se sienta así pero lo ha provocado ella. Dejémoslo por hoy. Mañana hablamos con ella, mañana...- y me besa antes de que pueda acabar la frase. Haciendo que me olvide de lo que iba a decir. Perdiéndome en una nube dónde Maya no existe. Dónde solo estamos él y yo.

Nos levantamos y empezamos a bailar. El dj ha decidido que éste era el mejor momento para una canción lenta en la que las parejas se tienen que acercas hasta límites insospechados. Respirándose en la nuca para demostrar cuál se quiere  más y por consiguiente cuál debe ganar. Cualquier otro día me hubiera burlado de este momento. Pero ahora, no hay nada que me apetezca más hacer.

Bailamos hasta que la canción acaba. Y una vez más nos separamos pero aun estamos cogidos de las manos. Entonces veo otra vez esa sombra corriendo esquivando a las parejas y mirándome fijamente. Dejo caer las manos de Ray, cojo mi vestido y empiezo a perseguirle sin  quitarle un ojo de encima y ignorando las palabras que se dirigen a mí en un tono preocupado. Primero camino, luego al ver que se aleja cada vez más empiezo a acelerar mi paso. Olvido que llevo tacones y casi me caigo en numerosas ocasiones pero esa es mi oportunidad. Llego a un pasillo oscuro y frío. No hay nadie y, a pesar de todos mis esfuerzos, le he perdido. Unos instantes después la sombra sale de detrás de un bloque de taquillas corriendo. Esta vez más rápido. El cansancio que tortura mis pies impide que le siga. Y a lo lejos veo que tira una carta. Deduzco que quiere que la recoja. Así que después de un corto periodo de recuperación voy hacia el trozo de papel.

Es amarillento y tiene las puntas dobladas seguramente de haber permanecido en el bolsillo durante mucho tiempo. Lo abro y en el están escritas a mano las siguientes frases: ¿Me recuerdas? Lo dudo. Parece que me has olvidado fácilmente. Yo a ti no y voy a hacer que lamentes esto.

Un escalofrío recorre mi cuerpo haciendo que el vello se me ponga de punta. Me giro lentamente para iniciar el camino de vuelta pero a lo lejos veo a Ray con cara de espanto.

-¡Rebecca! ¿Qué haces?

-Yo... había alguien.. alguien...- no puedo articular una palabra seguida. Estoy asustada. Él se acerca y me abraza para tranquilizarme. Mientras me acaricia el pelo me susurra que no pasa nada. Que sea lo que sea estará bien.  Cuando me siento con fuerzas hablo.

- Es la segunda vez hoy que veo a una sobra detrás de ti, observándonos. No sé quien es pero me sentía incómoda y he querido saber quién era. Le he perseguido y he encontrado esta nota. No sé a qué se refiere exactamente pero no puedo evitar temerle.  

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Entramos otra vez a la sala, justo en el momento en el que el director va a presentar al Rey y a la Reina. Todas las parejas están cogidas de la mano, puestas en fila esperando a que sus nombres salgan de la boca de Roger, el director.  En este momento una ola de pena invade mi cuerpo, Alex está sola en casa llorando la perdida de Will, Maya está sola en casa llorando porque Ray ha roto con ella. Y yo aquí disfrutando del baile dando gracias a Dios, a la fortuna o a quien sea porque por una vez las cosas me han salido bien. Mañana ya tendré tiempo de preocuparme de mis amigas depresivas.

-Los alumnos de Primero y Segundo de Bachillerato del Instituto Heyland han decidido que el rey del baile de 2014 sea......- en este momento creo que sería necesario que la banda del colegio hiciera notar sus muchas horas de ensayo con un buen redoble de tambores. - Raymundo Lord. - Ray me mira sorprendido , los ojos le brillan y no puede cerrar su boca de la emoción. Mientras se aleja me susurra : te espero arriba mi reina. Yo no estoy tan segura de mi victoria pero todos nos miran tiernamente y entonces me pregunto ¿porque no?.- La reina del baile 2014 es..... Rebecca Stones. Un fuerte aplauso para nuestros reyes.

Miro a Ray que ya está encima del escenario. Él me sonríe haciéndome ver con su mirada que estaba seguro de que yo ganaría. En mi rostro se puede ver la incredulidad. Nunca me hubiera imaginado que yo, la chica apagada, ganaría. Subo con decisión los escalones, me coloco al lado de Ray y espero a que Gill, la encargada de las coronas, nos las ponga encima de nuestra cabeza. Primero veo cómo la delicada corona de plata se posa encima del negro cabello de Ray, Haciendo que éste luzca más. Le dan un ramo de flores y recibe unos grandes aplausos entre silbidos y halagos. Luego, es mi turno. Ahora es él el que me observa sonriente y feliz. A ninguno de los dos nos gustan este tipo de actos pero claro, todo es diferente cuándo los protagonizas. Roger nos ofrece el micro esperando que hagamos un pequeño discurso. A mí no se me da muy bien esto y por eso le cedo el aparato a Ray. Él pronuncia algunas palabras de agradecimiento y para finalizar me besa débilmente haciendo pública nuestra relación.

9. Ya lo sabía


Transcurre un largo rato hasta que decido abrir los ojos y separarme parcialmente de Ray. Justo en el momento en el que levanto la cabeza y miro el paisaje que hay detrás de su espalda veo algo. Una sombra se mueve rápidamente entre la oscuridad. Su movimiento me resulta extrañamente familiar. Decido que seguramente no sea nada y dirijo mi mirada esta vez hacia los ojos azules de Ray. Nos besamos de nuevo y decidimos que tenemos que entrar, aparentar normalidad y hablar con Maya lo antes posible. Empezamos a separarnos tristemente. Querría estar para siempre a su lado.

No sé cómo vamos a decírselo a Maya, no sé cómo va a reaccionar, no sé si podrá perdonarme. Pero a fin de cuentas yo lo hice. Yo la perdoné cuando se enamoró locamente del chico que a mí me gustaba y que gracias a la fortuna he descubierto que yo a él también.  Irónico.  Creo que lo mejor será exponer la verdad de la manera menos dolorosa posible. Intentando que su corazón no se rompa en mil pedazos que luego sólo el helado pueda pegar.  Entramos con unos minutos de diferencia en la sala y empezamos a buscarla entre la multitud. A lo lejos, al lado de la mesa de votación está ella. Introduciendo su papeleta azul en la urna. Nos acercamos lentamente.

- Maya, tenemos que hablar.- Le dice Ray seriamente.

- Lo sé. Pero quiero ser yo la primera. Veréis, sé lo que pasa entre vosotros. Estoy acostumbrada a que los chicos se cansen de mí. Al principio soy yo la que les atrae o eso es lo que dicen pero luego, poco  a poco, suelen enamorarse de Rebecca. Yo solo soy una rubia que usan de juguete para acercarse a ella.

- Maya, sabes que eso no es así. Nunca he salido con un chico que primero hubiera estado contigo.- le replico incrédula.

- Eso también es culpa mía. Cuando me confesaban sus verdaderas intenciones me cabreaba y empezaba a contarles mentiras sobre ti. Sobre cómo eras en realidad. Exageraba tanto tu mal carácter que tenían miedo de hablarte y huían. Sabía que esta vez iba a pasar igual, solo estaba esperando a que ocurriera. Ver cuánto tiempo era capaz de aguantar esta vez.  Nunca dejé que ningún chico se acercara a ti antes porque no les merecías pero Ray es diferente. Me di cuenta ya el primer día de que te miraba diferente, y todo se evidenció cuando cada vez que le decía de quedar preguntaba por ti.  Aunque yo lo sabía, me empecé a enamorar de él. Siento que te haya hecho sentir de esa manera Becca, como si sobraras. Siento haber hecho que esta situación tardara tanto en producirse. Siento haberme metido en el medio. Hoy, mientras él creía que estaba entretenida con unas amigas era plenamente consciente de dónde iba y para qué. Os he dejado vuestro momento y de echo, acabo de introducir vuestros nombres en el sobre. Hoy tendrá que ser vuestra noche. Y tenéis que ganar porque aunque me cueste admitirlo hacéis mejor pareja vosotros que yo. Disfrutad, yo me voy a mi casa a descansar que esta día ha sido bastante largo ya.

- Maya.....- susurro con lágrimas en los ojos de nuevo.

-No Rebecca, no. No te compadezcas por favor. Esta es la historia de mi vida y he aprendido a vivir con ello. Ray, lo siento y gracias por haberme acompañado al baile y por haberme cuidado estos días.

Y sin poder movernos por la tristeza del momento dejamos que se vaya sola y desconsolada a su casa. Ninguno de los dos sabemos qué hacer, cómo reaccionar a lo que acaba de pasar. Nunca imaginé que Maya se sintiera así, que fuera así siempre. Nunca me había dado cuenta de que sus novios estuvieran enamorados de mí. Nunca me gustó ninguno pero si lo hubiera sabido todo hubiera sido diferente.

sábado, 8 de marzo de 2014

8. Me quiere


Nos subimos al coche. Es un Land Rover negro. Imagino que es de su padre porque no debe de tener tanto dinero propio como para poder costearse un coche así. Me siento en el asiento de atrás y observo cómo pasa el paisaje por la ventana. Veo más parejas, felices, cogidas de la mano paseando por la calle. Algunas se dirigen al baile y otras simplemente a su casa. Cierro los ojos y dejo libre mi imaginación.

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Llegamos al gimnasio de nuestro instituto. Está todo decorado para la fiesta. En la parte derecha está el Dj, en el centro la pista de baile, en la izquierda la mesa de comida y en el fondo el escenario. Habrá diferentes grupos tocando y alguna que otra charla del director. Además al final de la noche se hará el recuento de votos para el rey y la reina del baile. Se supone que son el chico y la chica que se han preparado mejor para esta noche, que ha bailado mejor y que por tanto tienen derecho a algunos privilegios durante el año. Estos no son nada del otro mundo pero siempre hace ilusión que te consideren la mejor. A lo largo de la velada todos los alumnos presentes deberán votar de manera anónima a un compañero y a una compañera. En numerosos casos ganaban los más populares por el simple hecho de tener más gente detrás de ellos como perritos comiendo de la palma de su mano.  

Empezamos a  bailar, a comer y a beber ponche. Es la típica bebida de los bailes aunque no puedo definir muy bien su sabor ni su olor. Han pasado unas horas y yo ya no puedo más. No puedo aguantar como todos, TODOS, en la clase han encontrado una pareja y yo sigo sola. Bailando o descansado en un rincón pero siempre sola.  Ray y Maya están en la pista como una parejita feliz. Ella le coge del cuello y él de la cintura. Bailan muy cerca y de tanto en tanto se besan. No aguanto ver esto más. Cojo mis cosas y salgo del gimnasio. Me siento en un banco a fuera. La brisa me da en la cara. Despeinando mi flequillo irregularmente. Observo la tranquilidad a mi alrededor. ¿Cómo todo puede estar tranquilo mientras mi vida se viene abajo?

Solo tengo que esperar una media hora para que alguien me venga a hacer compañía. Ray está saliendo por la puerta principal y viene hacia mí. No entiendo muy bien porque ya que Maya no está con él.

- Becca, ¿Qué haces aquí?- me pregunta incrédulo

Yo me giro lentamente y le miro a los ojos. Él me está viendo. Está viendo como cae una lágrima de mis ojos mientras le observo. Y entonces empiezo a llorar esta vez desconsoladamente.

- Vete Ray. Maya debe estar buscándote. No le gusta que la dejen sola en cosas como esta. Además seguro que ganáis el concurso. Tenéis que ganar. - giro mi cara y vuelvo a mirar hacia el horizonte. No quiero que él me vea así.

-La he dejado con una amiga que la estaba felicitando por el maravilloso trabajo hecho en la preparación del baile. Te he visto salir y no he podido venir a buscarte antes. Dime qué te pasa, por favor.

-¿Quieres que te diga la verdad, Ray?¿Estás seguro que quieres saberla?

-Sí, por favor. - Veo que quiere saberla y yo no puedo aguantarme más. Lo habría hecho por Maya pero no podía seguir así.

- ¡Qué te quiero! Eso es lo que me pasa. No pude hacer nada porqué Maya se enamoró de ti y se puso en medio. Bueno en medio no porqué no teníamos nada. Decidí que no tenía nada que hacer y me aparté. Mi teoría se confirmó cuando empezasteis a salir. Os veía también bien que..... Pero ya no puedo seguir con esto más. No puedo aguantar verte con ella. No puedo aguantar que nadie más te haga sonreír porque quiero ser yo el único motivo de tu sonrisa. No puedo aguantar más que nadie bese tus labios porque deberían ser los míos los que lo hagan.

Empezó a acercarse a mí. Me pidió que me levantara y obedecí. Quería saber que tenía que responderme. Una negativa seguramente.

-Rebecca, ¿Realmente piensas que no tienes nada que hacer? ¿Realmente te menosprecias tanto? Eres una chica perfecta que cualquier hombre querría tener. Eres preciosa, tu pelo al viento quita la respiración a cualquiera. - lo que yo decía, ahora podrá la típica excusa, la típica charla de eres perfecta pero no para mi.-Y con cualquiera me refiero a mí. Des de que te hablé en la cafetería supe que no quería separarme de ti. Cuando me miras haces que se me pare el corazón. Quizás no debería estar diciéndote esto con Maya dentro. La aprecio mucho pero no la quiero. Esperaba que con el tiempo surgiera. Yo creía que no te importaba. Me dejaste ir demasiado rápido. Soy tímido y me cuesta arriesgarme.  He intentado todo lo que podía para estar más tiempo contigo pero siempre recibía negativas. Ella es lanzada,  guapa y pensé que si conseguía estar bien con ella podría olvidarme de ti.  Pero no pude Becca. Estás en mi mente todos los minutos del día. Esto no está bien pero cuando abrazo, acaricio o beso a Maya en el fondo de mi ser pienso y deseo que eres tú. Era la única manera en la que podía tenerte. Quería confesar, pedirte que vinieras conmigo al baile, convertirnos en los reyes pero pasó lo de Will y creí que no sería lo mejor. - siguió acercándose a mí. Mirándome fijamente a los ojos ignorando mis lágrimas. Me cogió de las manos. En mi interior todo se movía. Parecía que me iba a caer pero no, porque él me sujetaba. - Hoy estás perfecta. Y las lágrimas no quedan bien, por favor deja de llorar. Estoy aquí contigo. Rebecca Stones, te quiero. Y quiero estar contigo.

Entonces sube su mano derecha hacia mi cara sujetando mi mejilla con sus dedos firmes y fríos. Acerca su cara lentamente aún mirándome a los ojos. Y yo no puedo pensar en nada. Ni en Maya ni en Will ni en Alex. Llevo mucho tiempo esperando esto creyendo que nunca ocurriría y ahora estoy aquí.  Su cara ya se encuentra muy cerca, lo suficiente para besarnos pero ambos queremos esperar. Seguir en la distancia disfrutando del momento. Pero poco después sus labios tocan los míos. Están húmedos y fríos. Y me besa. Nos besamos durante mucho tiempo. De manera dulce y pausada. Mientras lo hacemos sonreímos, con Maya no era así. Creo que a eso le puedes llamar amor. A que una sonrisa estúpida se dibuje en tu rostro mientras la persona que quieres en ese momento te besa. Después de un rato, nos volvemos a mirar a la cara nostálgicos porque el momento ha acabado. Me retira un mechón de pelo de la cara y me lo coloca detrás de la oreja con un movimiento tierno. Entonces me rodea con sus brazos haciéndome sentir segura y feliz. La mujer más feliz del mundo. Noto su respiración entrecortada y puedo imaginar qué el siente la mía. Me gusta estar así. Junto a él. Nada ni nadie nos podría separar en éste momento. Cierro los ojos y rezo para que se pare el tiempo.

7. La preparación para el baile


" El amor se encuentra dónde menos te lo esperas y yo lo encontré en tu corazon" Esa era la primera nota. La primera rosa. Se la damos a Alex y ella la recoge con lágrimas en sus ojos. Sin saber si realmente la quiere leer. Todo ha ido rápido, ha sido difícil para todos. Cuando rompieron ella pasó mucho tiempo llorando, acusandose de que su relación acabara. Sin darse cuenta del verdadero motivo. O del que creíamos que era el verdadero motivo. Le quería mucho. Antes de salir con él estuvo días, meses, soñando por las noches como sería su primer beso. Como sería cuando sus labios se fundieran en uno. Cuando abrazados perderían la noción del tiempo. Y unos meses después sucedió. Al principio no se lo podía creer. Era como en las películas. Todo lo que ella había querido sucedió. El problema que en su película en vez de ser felices y comer perdices, acabó en una clínica por vomitarlas.

Dejamos a Alex en su casa con su madre, nos ha dicho que quiere que disfrutemos del día, del baile. Era la tradición y Maya no podía faltar. Insistimos en lo contrario pero se resistió a que la acompañaramos.  Fuimos después a mi casa. Des de pequeñas queríamos quedar todas en una casa para prepararnos y que nuestras parejas nos recogieran con su coche acabado de limpiar. Sentirnos como estrellas de cine almenos una vez. Éste iba a ser el año. Nuestro año. Pero todo se complicaba por momentos. Ya no estaríamos las tres y bueno... yo no iba a tener pareja con coche limpio.

Subimos a mi habitación. Mi madre acaba de ir a buscar los vestidos de la tintoreria. Tenian que estar impolutos. Pusimos música y empezamos a vestirnos.

- Dios, como se ha torcido todo.... -dice Maya tristemente.

-Sip, nunca imaginé que Will fuera capaz de eso. Pero ahora ya no podemos hacer nada. Alex estará bien y tampoco es culpa nuestra.

-Bien,  no te importa que Ray sea mi pareja hoy verdad?

- No, no.... No claro que no.- miento, pero creo que no se ha dado cuenta.

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Bajamos las escaleras con nuestros vestidos de fiesta ya puestos. El mío es azul oscuro. La falda roza el suelo esperando a ser pisada pero su movimiento al caminar me lo impide.  Tiene algunos detalles de encaje decorando la parte superior. El escote es palabra de honor y deja mi cuello libre, frágil y recubierto únicamente por una pequeña cadena de plata que me regaló mi padre en mi último cumpleaños. Por una vez, una única vez me siento mejor que Maya.

Después de unas cuantas fotos tocan el timbre. Abrimos y es Ray. Lleva un traje negro que le queda como anillo al dedo. Una camisa blanca se ve por debajo de la americana. Y al rededor del cuello lleva una corbata granate. Una combinación que a mi me deja sin palabras. Nunca lo había visto tan arreglado y no sabía que le podía quedar tan bien. Intento disimular mi asombro porque Maya, su novia, está aquí, junto a mí.

Intercambian algunas palabras y ella se lanza olvidando mi presencia a sus brazos. Y luego a sus labios. No quiero mirar, tanto amor a mi alrededor es vomitivo sobre todo cuando ese amor no va ni irá dirigido hacia mí.

miércoles, 5 de marzo de 2014

6. Muerte inesperada


 

Hoy es dia cuatro de marzo, el dia del baile en el instituto. Todos los años un comité formado por los más populares del instituto organiza un baile que suele ser patético. Este año Maya ha conseguido colarse en esos populares e intuyo que será diferente a todos los otros bailes. Lleva meses ultimando los detalles, comprando bebidas, seleccionando musicas, haciendo papeletas para el rey y la reina del baile.... Este año quiero ir. Me gustaría pedírselo a Ray pero creo que Maya se me ha adelantado. Llevan días quedando a solas, Maya nos miente sobre los planes y se las inegnia para tenerlo para ella sola. Por otro lado,  Alex ha decidido darle una oportunidad a Will. El discursito del otro día fue realmente sincero y entiendo que quiera perdonarle. El pasado ya ha pasado y no se puede cambiar pero podemos mejorar el futuro. Yo.. yo iré sola esperando que haya alguien que queira quedarse conmigo mientras lasotras parejas bailan y se preparan para el concurso más esperado del año.

-  ¡Rebecca! ¿Has visto a Will? Llevo todo el día buscandolo y no sé dónde puede estar...

-Nop, pero tranquila, estará comprandose su nueva pajarita jajaja- digo ironicamente ya que Will odia las pajaritas y cualquiero otro objeto que se ponga alrededor de cuello y le impida respirar con normalidad.

- Apuf... vale gracias...

-  ¡Chicos! Sentaos ya, la clase está a punto de empezar. - dice Roberto con preocupación. Algo le ha debido pasar.- Tenemos que hablar sobre uno de vuestros compañeros. Es algo difícil de contar pero es necesario que lo sepáis. Esta madrugada los policias locales han encontrado el cuerpo de Will Straus colgado de un árbol del bosque sin vi....

Antes de que pueda acabar la frase noto como todo se queire caer a mi alrededor. La gente se gira con miradas desconcertadas. Nos observa a nosotras, observan el sitio vacío a mi lado. Mis ojos se tiñen con una capa de agua y niebla. Me empiezan a pitar los oídos, estoy en otro mundo. Debo de estar soñando. Solo oigo mi sangre latir en mi sien. Eso y llantos. ¿Serán los míos? Si estoy llorando es de manera mecánica, inconsieciente. Pero no. No soy yo. Es Alex. Llora desconsolada, como un bebé recien nacido al sacarlo del vientre de su madre intentando respirar por primera vez. Me levanto como puedo para buscarla. Maya ya esta allí, con Ray. Entre todos nos la llevamos a fuera. La abrazó fuerte contra mi pecho intentando calmar el llanto, consolandola como puedo. Ayer le pidió perdón, hoy iba a ser su gran noche y ya no está. Will ya no está. Imagino porqué lo ha echo pero no puedo estar segura. Su padre murió hace unos años aunque creo que el dolor, el sufrimiento y la culpabilidad han causado esto.

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Han pasado unas horas des de la noticia y Alex está en su casa, con su madre, descansando. Roberto nos ha dicho que la familia Straus queria verla pero hemos creido conveniento ir en su lugar. Maya y yo nos acercamos a la finca de Will. Al entrar damos el pésame a su madre, Rachel, y al resto de familia que ha venido para el velatorio. Rachel nos conduce a la habitación de Will. Es una habitación asutera, sin mucha decoración. Una cama, un armario y un escritorio. No hay señales de que un chico adolescente viva ahí. Entonces es cuando nos abre el armario y de el caen desordenadamente 365 rosas rojas. Cada una tiene una nota colgada de su tallo. Cada nota contiene una fecha diferente y una frase. Leemos algunas para ver de que se trata. Son rosas para Alex. Ha planeado esto durante mucho tiempo. Su madre nos cuenta que esas rosas son de su jardín y que cada día cortaba una aunque ella nunca supo porque. Cada día Will cortaba una rosa, la trataba para mantenerla fresa y le escribía una nota con la fecha en la que debería ser entregada a su destinataria. Había para un año de regalos. Un año en el que Alex recibiría una rosa anónima que le ayudaría a sonreir y  a seguir adelante.
Decidimos que eso, la última voluntad de Will, debería cumplirse. Maya y yo nos encargaríamos de que Alex recibiera su rosa cada día, de que sonriera por él.