martes, 4 de marzo de 2014

4. Cuando te das cuenta de que sobras


 

Han pasado algunas semanas des de que empezó el curso. Ray se unió a nuestra pandilla y solía salir con nosotros. Empezamos a hacernos muy amigos, la confianza empezó a nacer entre nosotros pero en medio de todo siempre estaba Maya. Cuando saliamos ella se sentaba a su lado, le hablaba sin dejar un solo minuto para las demás y le sonreía casi por costumbre. A él no se le veía muy molesto con la situación y empecé a pensar que nada ocurriría entre nosotros. Seremos amigos, buenos amigos.

- ¡Chicos! Podríamos quedar esta tarde... para estudiar. - dice Maya sabiendo que para Alex y para mi los miércoles por la tarde era imposible. Tenemos entreno de capoeira.  No hoca mucho que empezamos a practicarla pero nos ayuda a desahogarnos y a canalizar nuestra ira hacia algo útil.

- Maya... sabes que no. Hoy no. Id vosotros.- digo resignandome a la realidad. Mi amiga se habia olvidado de que lo era.

- Pero... Becca ¿Seguro que no puedes venir? Tengo algunas dudas sobre historia y....¿podrias hacer una exepción?- dice Ray tristemente. ¿A qué ha venido esto? ¡Pensaba que lo que quería era estar a solas con Maya!

- No, no... Imposible. tenemos una competición próximamente y no ... - digo mientras escucho a Alex susurrarme a la oreja que el entrenador Sam acaba de anunciar que se suspende el entreno.

Maya dice algo a Ray para que se aleje y poder hablar con nosotras a solas.

- Chicas, tengo algo importante que deciros. Me gusta. Es diferente. Me trata bien, le caigo bien por lo que soy no por como estoy. Es difícil encontrar a alguien así, atento y cuidadoso. No quiero dejarle ir.  Me gustaría intentarlo.

Antes de este momento tierno e innecesario iba a rectificar y a confesar que no tenia entreno, pero ahora no puedo hacerle eso a Maya. Le quiere, se nota y no seré yo la que me interponga entre ellos.

Yo no soy nada del otro mundo. Puedo ser simpática y graciosa pero nunca me compararé con Maya. Él seguro que está enamordado de ella también, debe estarlo, los chicos como él siempre lo están de las chicas como ella. Así que los dejaré solos, dejaré que me lo arrebate impidiendome ser feliz, porque es el destino que está escrito en mí. Algun día llegará mi momento pero no será con Ray.

 Me acuerdo de la primera vez que me declaré a un chico. Era alguien que siempre había estado conmigo. Que conocía bien. Me empezó a gustar pero nunca imaginé que llegaría a tanto. Se lo dije y aunque me quede a gusto también vacía. Estaba guiando mi vida entorno a él. Entorno a hacerle sonreír, a conquistarle. Y una vez me rechazó ya no sabia que hacer. Esa sensación me duró poco porque pronto, aunque ya sabía el resultado, seguí intentando. Ahí fue cuando me di cuenta de lo que pasaba conmigo. Me enamoré de un chico imposible, poniendome metas que nunca podría alcanzar, haciendome daño cada vez que caía confiando que cuando me levantara sería diferente. Pero no. Y una vez más, la historia se repite.

-Entonces, Rebecca, nos vamos ?- volvió a insitir Ray.

-Sí, sí. Pasadlo bien.

Y observe como se fueron. Ray se alejaba de mi, dejandome atrás. Y yo con un fuerte dolor en el pecho les miraba en la distancia cada vez mayor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario