sábado, 8 de marzo de 2014

7. La preparación para el baile


" El amor se encuentra dónde menos te lo esperas y yo lo encontré en tu corazon" Esa era la primera nota. La primera rosa. Se la damos a Alex y ella la recoge con lágrimas en sus ojos. Sin saber si realmente la quiere leer. Todo ha ido rápido, ha sido difícil para todos. Cuando rompieron ella pasó mucho tiempo llorando, acusandose de que su relación acabara. Sin darse cuenta del verdadero motivo. O del que creíamos que era el verdadero motivo. Le quería mucho. Antes de salir con él estuvo días, meses, soñando por las noches como sería su primer beso. Como sería cuando sus labios se fundieran en uno. Cuando abrazados perderían la noción del tiempo. Y unos meses después sucedió. Al principio no se lo podía creer. Era como en las películas. Todo lo que ella había querido sucedió. El problema que en su película en vez de ser felices y comer perdices, acabó en una clínica por vomitarlas.

Dejamos a Alex en su casa con su madre, nos ha dicho que quiere que disfrutemos del día, del baile. Era la tradición y Maya no podía faltar. Insistimos en lo contrario pero se resistió a que la acompañaramos.  Fuimos después a mi casa. Des de pequeñas queríamos quedar todas en una casa para prepararnos y que nuestras parejas nos recogieran con su coche acabado de limpiar. Sentirnos como estrellas de cine almenos una vez. Éste iba a ser el año. Nuestro año. Pero todo se complicaba por momentos. Ya no estaríamos las tres y bueno... yo no iba a tener pareja con coche limpio.

Subimos a mi habitación. Mi madre acaba de ir a buscar los vestidos de la tintoreria. Tenian que estar impolutos. Pusimos música y empezamos a vestirnos.

- Dios, como se ha torcido todo.... -dice Maya tristemente.

-Sip, nunca imaginé que Will fuera capaz de eso. Pero ahora ya no podemos hacer nada. Alex estará bien y tampoco es culpa nuestra.

-Bien,  no te importa que Ray sea mi pareja hoy verdad?

- No, no.... No claro que no.- miento, pero creo que no se ha dado cuenta.

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Bajamos las escaleras con nuestros vestidos de fiesta ya puestos. El mío es azul oscuro. La falda roza el suelo esperando a ser pisada pero su movimiento al caminar me lo impide.  Tiene algunos detalles de encaje decorando la parte superior. El escote es palabra de honor y deja mi cuello libre, frágil y recubierto únicamente por una pequeña cadena de plata que me regaló mi padre en mi último cumpleaños. Por una vez, una única vez me siento mejor que Maya.

Después de unas cuantas fotos tocan el timbre. Abrimos y es Ray. Lleva un traje negro que le queda como anillo al dedo. Una camisa blanca se ve por debajo de la americana. Y al rededor del cuello lleva una corbata granate. Una combinación que a mi me deja sin palabras. Nunca lo había visto tan arreglado y no sabía que le podía quedar tan bien. Intento disimular mi asombro porque Maya, su novia, está aquí, junto a mí.

Intercambian algunas palabras y ella se lanza olvidando mi presencia a sus brazos. Y luego a sus labios. No quiero mirar, tanto amor a mi alrededor es vomitivo sobre todo cuando ese amor no va ni irá dirigido hacia mí.

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