" El amor se encuentra dónde menos te lo esperas y yo
lo encontré en tu corazon" Esa era la primera nota. La primera rosa. Se la
damos a Alex y ella la recoge con lágrimas en sus ojos. Sin saber si realmente
la quiere leer. Todo ha ido rápido, ha sido difícil para todos. Cuando
rompieron ella pasó mucho tiempo llorando, acusandose de que su relación
acabara. Sin darse cuenta del verdadero motivo. O del que creíamos que era el
verdadero motivo. Le quería mucho. Antes de salir con él estuvo días, meses,
soñando por las noches como sería su primer beso. Como sería cuando sus labios
se fundieran en uno. Cuando abrazados perderían la noción del tiempo. Y unos
meses después sucedió. Al principio no se lo podía creer. Era como en las
películas. Todo lo que ella había querido sucedió. El problema que en su
película en vez de ser felices y comer perdices, acabó en una clínica por
vomitarlas.
Dejamos a Alex en su casa con su madre, nos ha dicho que
quiere que disfrutemos del día, del baile. Era la tradición y Maya no podía
faltar. Insistimos en lo contrario pero se resistió a que la acompañaramos. Fuimos después a mi casa. Des de pequeñas
queríamos quedar todas en una casa para prepararnos y que nuestras parejas nos
recogieran con su coche acabado de limpiar. Sentirnos como estrellas de cine
almenos una vez. Éste iba a ser el año. Nuestro año. Pero todo se complicaba
por momentos. Ya no estaríamos las tres y bueno... yo no iba a tener pareja con
coche limpio.
Subimos a mi habitación. Mi madre acaba de ir a buscar los
vestidos de la tintoreria. Tenian que estar impolutos. Pusimos música y
empezamos a vestirnos.
- Dios, como se ha torcido todo.... -dice Maya tristemente.
-Sip, nunca imaginé que Will fuera capaz de eso. Pero ahora
ya no podemos hacer nada. Alex estará bien y tampoco es culpa nuestra.
-Bien, no te importa
que Ray sea mi pareja hoy verdad?
- No, no.... No claro que no.- miento, pero creo que no se
ha dado cuenta.
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Bajamos las escaleras con nuestros vestidos de fiesta ya
puestos. El mío es azul oscuro. La falda roza el suelo esperando a ser pisada
pero su movimiento al caminar me lo impide. Tiene algunos detalles de encaje decorando la
parte superior. El escote es palabra de honor y deja mi cuello libre, frágil y
recubierto únicamente por una pequeña cadena de plata que me regaló mi padre en
mi último cumpleaños. Por una vez, una única vez me siento mejor que Maya.
Después de unas cuantas fotos tocan el timbre. Abrimos y es
Ray. Lleva un traje negro que le queda como anillo al dedo. Una camisa blanca
se ve por debajo de la americana. Y al rededor del cuello lleva una corbata
granate. Una combinación que a mi me deja sin palabras. Nunca lo había visto
tan arreglado y no sabía que le podía quedar tan bien. Intento disimular mi
asombro porque Maya, su novia, está aquí, junto a mí.
Intercambian algunas palabras y ella se lanza olvidando mi
presencia a sus brazos. Y luego a sus labios. No quiero mirar, tanto amor a mi
alrededor es vomitivo sobre todo cuando ese amor no va ni irá dirigido hacia
mí.
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