jueves, 13 de marzo de 2014

13. El inicio del fin


En el momento en el que veo que ya no queda ninguna palabra por leer, busco corriendo las escaleras del sótano. Tengo que llegar a Alex cuanto antes. Abro un par de puertas y por suerte encuentro la escalera en la segunda. Cogida a la débil barandilla bajo por los inclinados peldaños. Uno a uno. Tengo miedo de que esa vieja escalera de madera negra vaya a soportar mi peso. Cuando consigo bajarlos todos recorro nerviosamente la estancia con la vista. En el fondo se encuentra Alexandra. Está tumbada de lado en el suelo. Toda su ropa está húmeda y manchada posiblemente por el clima de la habitación. La levanto como puedo e intento subirla por la escalera. Pesa mucho pero no puedo pedir ayuda. No puedo arriesgarme a que Byron cumpla con su amenaza.

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He llevado a Alex a mi casa y ahora se encuentra tumbada en mi cama cubierta con una manta para reducir el frio. No sé qué le diré cuando sus ojos se abran. Aún no tengo una explicación lógica ensayada. No le puedo decir la verdad eso está claro.

Empieza a volver en sí misma y yo  me acerco para abrazarla y comprobar de lo que se acuerda. Quizás tenga suerte y Byron le haya dado algo tan potente que no recuerde nada.

- ¿Don...dónde estoy?- dice colocándose la mano en la cabeza para mostrar su dolor y malestar.

-Shhh...Shhh tranquila Alex. Estás conmigo. En mi casa.  Todo está bien. Toma. Bebe, te sentará bien. - la intento tranquilizar mientras le ofrezco una taza de té rojo caliente. Sé que es su preferido.

-Rebecca, ¿Qué me ha pasado? Estaba en el coche, delante de la casa y de repente todo se vuelve borroso en mi memoria..

-  Al salir de coche te golpeaste con la puerta y caíste al suelo, en mitad de la carretera. Tuviste suerte de que no está muy transitada ,de lo contrario, te habrían atropellado. Al ver que tardabas mucho decidí ir a buscarte, ya sabes que no me hacía mucha gracia que fueras allí y además sola... Te encontré y te traje para aquí. El coche sigue en la carretera. Ahora llamaré a la policía.

- Gra..Gracias Becca.- me dice entre tartamudeos. Creo que necesita más te.

- Alex, voy a ir a por más te. Quédate aquí, no tardaré.

Salgo de la habitación hacia la cocina. Cuando estoy delante de la encimera me apoyo en ella con los brazos extendidos y empiezo a llorar en silencio. No quiero que me escuche pero necesito desahogarme. Necesito desahogarme sola, ahora. No sé cómo controlaré esto. Tengo que encontrar a Byron y hablar con él.

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Alex se acaba de marchar y yo quiero ir a mi habitación, encerrarme en ella y no salir en unos días. Pero justo cuando estoy subiendo las escaleras suena el timbre. Entre bufidos bajo los cuatro peldaños que he subido y abro la puerta. Detrás de ella descansa mi prima, mi prima Susanna. Es la hija de la hermana de mi madre. Ella estaba conmigo cuando conocí a Byron. En ese verano ella andaba algo perdida y se enamoró de él a pesar de que tenia la misma edad que yo. Susanna siempre decía:" Yo nunca estaría con un chico menor que yo. Son niñatos que solo dan problemas." Me enteré que se había pillado cuando él se marchó. Me sentí muy mal pero ya no podía hacer nada. Ella es guapísima. Tiene el cabello rojo como el fuego y muy largo. Se lo suele recoger en un rápido moño alto que le da un aspecto casual y interesante. Sus ojos son verdes y su cara está llena de pequeñas pecas que aumentan su número con el sol. Nunca pude imaginar que Byron le gustaba, ella podía optar a más. Quizás solo lo hacía porque a mí también me gustaba o quizás...

- ¡Eiii! ¿No me vas a invitar prima? - dice sonriente. Veo una maleta a su lado, bastante grande como para pasar solo una tarde o el fin de semana.

- Sí, sí claro. Pero Su, ¿Y esa maleta?- pregunto inquieta.

- Sabía que lo ibas a preguntar. ¡Eres tan previsible! - era la segunda vez que me decían eso hoy y no me hace ninguna gracia. ¡No soy previsible! Solo muy ordenada y precisa.-  Me quedaré algunos días contigo, aquí.

- Pero...pero...¿Por qué?- digo. No es que no quiera a mi prima ni nada por el estilo. Pero sé cómo irá esto y no me gusta la idea. Le encanta salir de fiesta y emborracharse hasta perder el conocimiento. Llevarse tíos a casa para luego no hacer nada. Mi casa no se convertirá en un falso "picadero".

- Mi madre se va a dar la vuelta al mundo con su nuevo novio joven y atractivo. Creo que solo quiere aprovecharse de su dinero pero ¿Quién soy yo para negarle nada? Aquí lo pasaremos bien juntas.

Sonrío falsamente mientras cierro la puerta tras de ella. Mi mundo acaba de dar otro giro inesperado. Más problemas, genial.

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