lunes, 3 de marzo de 2014

3. Maya


Llegamos a nuestra siguiente clase. Hemos estado hablando durante todo el trayecto. Se acaba de mudar al pueblo porque su padre es arquitecto y será el jefe de la nueva obra que se hará aquí. Estaban cansados del ambiente frio y distante de la ciudad y buscaban un cambio. También sé que no tiene hermanos, hijo único con padres ocupados. Me suena.

Entramos en el aula y Maya está allí en su pupitre esperándome.

-¡Hola! Mira os presento. Este es…. Vale. No me has dicho tu nombre.

-Sí cierto. Jeje. Me llamo Raymundo. Pero por favor nunca me llaméis así. Mis padres no tuvieron mucho gusto con él. Llamadme Ray.  

-¡Bien! Pues Maya, este es Ray. Es nuevo aquí y no conoce a nadie así que…..

-¡Sí, sí! Por supuesto, siéntate conmigo. Becca se pondrá …em… si allí hay un sitio. Justo al lado de Will. – ¡pero de qué va! ¡Sabe que me gusta y se porta así! Me iré, pero esto no acabará así.

-Sí, claro, iré allí. Espero que no te agobie mucho. Suele hablar bastante. – digo haciendo notar mi odio y resignación en mi tono de voz.

Me dirijo rápidamente hacia el que veo, será mi nuevo sitio en esta clase. Me siento si dirigir una sola palabra a Will y dejo caer la mochila con un fuerte golpe en el suelo. Que note mi enfado. Nadie se gira, nadie se inmuta. ¿Me estaré volviendo invisible?

No hago caso de la profesora, no puedo parar de mirar a Maya. Están hablando todo el rato. Ray le está enseñando su cuaderno. Intuyo que es dibujante. Me encantaría verlo, poder ver sus emociones a través de las líneas del carboncillo.  Pero no me lo está mostrando a mí. Ríen sin parar y los ojos de ella no paran de posarse en los labios de él. Conozco a Maya y siempre consigue lo que quiere. Es la típica chica perfecta.  Tiene el pelo rubio y largo. Sus ojos son azules,  más azules que el cielo en un día despejado. Su sonrisa hace que cualquier chico caiga rendido a sus pies. Ah y no olvidemos lo súper simpatiquísima y amable que es. Des de pequeña todos los chicos iban detrás de ella y ella, los iba espantando con excusas superficiales como: te conozco des de hace mucho y…mm….me caes bien pero no podemos estar juntos. Alex y yo siempre hemos estado en su sombra pero no nos importa. También es muy buena amiga, o eso creía yo antes de hoy. Sé que lo ha pasado mal con lo de Dakota y que yo no la he apoyado mucho pero no creo que me merezca algo así.

Toca el timbre y todos se levantan para irse. Se me ha pasado volando la clase. Tendré que pedir los apuntes.

-Em… Will… sé que no debería estar haciendo esto, pero he estado algo distraída durante esta clase y me preguntaba si podrías dejarme los apuntes…-intento usar mi mejor sonrisa. Ocultando el asco que me produce hablar con él.

- Hombre, has vuelto a hablarme. Y no, no te los voy a dejar. Llevo tiempo intentando ganarme tu, vuestro perdón por lo que hice. Pensaba que todos cometíamos errores y que el admitirlos y disculparse era lo mejor pero veo que en vuestro corazón de divas no existe eso. Pues bien, no estaré aquí perdiendo más el tiempo. Adiós.

Sé que tiene razón pero no puedo dejar que un discursito cambie todo lo que pasó. Cojo mis cosas y salgo de clase lo más rápido que puedo intentando evitar a Maya y a su nuevo caniche.

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